Expósitos, los niños del torno. Detrás de las cámaras.

En mi primer documental histórico como directora quise abordar un tema tan duro como desconocido, una realidad que se ha escondido a lo largo de la Historia, y que constituye una verdadero drama, estoy hablando del abandono infantil, desde los siglos XV y XVI hasta el siglo XX.
Expósito, viene de expuesto, y durante mucho tiempo fue el apellido que llevaron todos aquellos niños abandonados en la calle, en la puerta de un convento o iglesia, o en la inclusa. Cuando escuches ese apellido, u otros como De La Calle, De La Iglesia, De la Montaña, estás ante un descendiente de un niño abandonado, que al ser recogido recibiría el nombre que correspondiese en el santoral.
Hay historias espeluznantes que recogen los archivos, de niños de tres y cuatro años, que al ser abandonados eran atados a un árbol frente a la iglesia o al convento donde eran expuestos para ser recogidos.
Si en la antigüa Esparta, eran sacrificados en el Monte Taigeto los recién nacidos que presentaran alguna deformidad, siglos después, el pecado de no nacer en el seno del matrimonio, la deshonra, y la escasez económica se convirtieron en la deformidad insalvable que llevaba al abandono de los pequeños, que en gran medida no sobrevivirían.

Fotograma de mi documental "Expósitos, los niños del torno"
 
En aquel viaje a la Historia del abandono infantil, descubrí muchas cosas. Descubrí los tornos, ese artilugio que permite abandonar sin ser visto, en la más absoluta clandestinidad. Descubrí las cédulas o papelitos cosidos al pañal del niño en los que se informaba de que llevaba aguas(estaba bautizado) ya que en una sociedad fervientemente creyente una de las principales preocupaciones ante la casi segura posibilidad de que el niño muriese era garantizar su condición de hijo de Dios, salvarle del limbo o purgatorio, y otorgarle su trocito de cielo. Descubrí la importancia de las amas de leche o nodrizas, esas mujeres que por dinero amamantaban a los hijos de la deshonra.




Descubrí el papel de Carlos IV en todo este asunto, su esfuerzo por legitimar a estos niños. Conocí la relevancia y el éxito de la casa Cuna del Monasterio de Guadalupe en Extremadura, una de las más antiguas de España, que surgió a finales del siglo XV para afrontar este terrible problema y que tuvo los mayores indices de supervivencia infantil gracias a la entrega y control de los monjes que vigilaban y cuidaban la salud de las nodrizas, una esperanza para lograr que el niño no muriese durante el primer año de vida. Esta Casa Cuna se mantivo activa hasta el año 1839, y su éxito tan notable que su modelo de cuidados se implantó por orden del rey al resto de España.

Fue un viaje duro y fascinante del que guardo un grato recuerdo, el rigor histórico del documental así como la investigación, lo ha llevado a varias Facultades de Historia, donde se ha proyectado a los alumnos.
Las fotos son del rodaje de la parte ficcionada del documental. Podéis verlo en Canal Extremadura. 
Rodaje en Claustro Convento.










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